Alivio rápido para las quemaduras: Si te acabas de quemar y la quemadura no es de importancia, podrás obtener un rápido alivio con esta cataplasma. La obtendrás rallando una patata cruda y aplicándola directamente sobre la quemadura. Cubre con una venda limpia y deja que actúe durante unos minutos. Repite la operación cada vez que notes escozor.

Zumo de patata contra la diarrea: Te proponemos un “cóctel” infalible para las infecciones intestinales. Mezcla a partes iguales zumo de patata y zanahorias crudas. Endúlzalo con una cucharadita de miel y tómalo a pequeños sorbos a lo largo del día. Evita, sin embargo, las patatas que tengan una coloración verde, ya que pueden resultar tóxicas.

Si tu hijo se ha tragado un objeto extraño…: Es un accidente bastante habitual. Un botón, una pieza de algún juguete… Siempre y cuando no haya síntomas de asfixia (en este caso hay que acudir urgentemente al médico) puedes facilitar la expulsión del objeto y evitar lesiones si le das a comer abundante patata hervida.

Forúnculos fuera con patata: El zumo de patata cruda también puede utilizarse para acelerar la curación de los forúnculos. Para ello, basta con aplicar directamente el zumo sobre la zona afectada varias veces al día.

Patatas en los pies para la fiebre: Un remedio tradicional para refrescar un cuerpo acalorado por la fiebre es cortar unas cuantas rodajas de patata cruda y colocarlas en las plantas de los pies (las podrás fijar colocándote después unos calcetines). Cambia las rodajas en cuanto se calienten.

Zumo de patata para el eccema: Asegura la tradición popular que tomando un vasito de jugo de patata cruda a diario el eccema acaba por desaparecer.

Patatas para dormir mejor: Si tienes problemas de insomnio, procura que en tus cenas no falte la patata, ya que es un alimento que predispone casi milagrosamente al sueño. Es mejor que la consumas hervida o asada, ya que las patatas fritas, al resultar más grasas, pueden dificultar la digestión.