Esta dolencia es muy común, ya que afecta a un 90% de la población en algún momento de su vida, y su duración e intensidad son muy variables, dependiendo de la causa que la haya provocado.

Pimienta de cayena, una pomada natural calmante

Esta especia, muy común en Sudamérica, contiene capsaicina, un alcaloide natural, muy efectivo como ungüento, que ayuda a reducir el dolor que se concentra en el cuello, provocado por la tensión nerviosa. Para notar gran alivio, aplicar ésta pomada en la zona afectada cuatro veces al día durante cuatro semanas.

Sardinas: asadas o en lata, mitigan la inflamación

Ricas en ácidos grasos Omega 3 y 6, como las anchoas y las nueces, las sardinas estimulan la relajación articular, al inhibir unas sustancias químicas mediadoras en el proceso de inflamación. También son ricas en calcio, sobretodo en conserva, y fósforo, dos minerales esenciales para el refuerzo y mantenimiento óseos.

Harpagofito y sauce en cápsulas, el dúo perfecto

El poder antiinflamatorio y analgésico del harpagofito hace que sea ideal para mitigar trastornos articulares. Unido al del sauce, un analgésico natural que contiene ácido acetilsalicílico, la esencia de la aspirina, forman un dúo perfecto para calmar los dolores cervicales. Tres veces al día y antes de las comidas, hay que tomar dos cápsulas que contengan ambas hierbas (de venta en parafarmacias).

Cataplasma de ortiga: eficacia instantánea

Esta planta tiene propiedades antiinflamatorias, siendo excelente para aliviar las molestias cervicales. Hay que verter una cucharada de hojas secas de ortiga en una taza de agua hirviendo, dejar reposar y colar. Mojar un paño en la tisana y aplicarlo en al zona afectada.